Aunque suene irreal la cantidad de horas que pasamos juntos nos han mimetizado.
Si ahora soy yo la que se enferma a menudo y ahora eres tú el que pide una
hamburguesa royal en el Bembos. Compartimos algunos pensamientos ( solo
algunos) y no sé si estoy neurótica pero ahora me doy cuenta cuando estás
triste porque tu respiración es más fuerte. Increíblemente la convivencia ha dado sus frutos y puedo decir que nos conocemos perfectamente. Esa es la razón por
la que no puedo pasar más de dos horas sin hablarte, molestarte o sonreírte.
Hace tres días me enteré que te vas de viaje por trabajo. Brasil, ese
lugar donde las mujeres tienes unos senos talla 40B y un trasero descomunal, es
la zona elegida. El país de la zamba le llaman y eso conlleva a una imagen
de una mujer meneando sus caderas al ritmo de una música muy pegagosa. ¿Cuánto
tiempo te vas? Una semana. Adiós celebración de aniversario, chau viernes y sábados
de ebriedad en Miraflores, bye bye tocamientos indebidos en altas horas de la
madrugada. El solo hecho de saber que estás a mil kilometros de distancia me
entristece. “Es la primera vez que se extrañarán”, dicen algunos, imagino que
sí. Aunque para mi es muy común extrañarte un domingo cuando no te veo unas 24
horas seguidas y siento un nudo en la garganta que solo se traduce en ganas locas de verte.
Desde ya te extraño y voy a extrañar darte un beso en las mañanas. Caminar
por mil lugares y reírme a carcajadas, que me acompañes a comer sabiendo
perfectamente que lo que como es basura. Que leas en las tardes, minutos antes de
salir a algun evento. Verte llegar un sábado y darte mil besos. Hablar contigo, engreirme y solo mirarte.
France