jueves, 26 de septiembre de 2013

El día D




Estaba en una ciudad de Estados Unidos, tan tranquila y segura que llegué a pensar que todo estaba bien en mi vida. Todo esto hasta que bajé al lobby del hotel para hablarte por el Facebook ( herramienta de comunicación perfecta cuando estás de viaje)

Yo: ¿Mor? Te extraño mucho.. ¿Cómo estás mi amor? Buscaré el libro que me pediste, aún no lo encuentro.

Tú: Mor, ya. Llámame.

Yo : Te estoy escribiendo párrafos y me respondes con monosílabos. ¿Qué pasa? ¿Qué tienes? ¿Me extrañas?

Tú: Sí, llámame.

Yo: Pero ¿qué paso?

Tu: Francesca, basta. Llámame... estoy.... estoy en la clínica.

(Considerando que Dante va a la clínica por todo imaginé que era algún dolor de barriga o quizás un dolor de garganta)

Yo: Ay amor... ¿ Cuántas veces te he dicho que no vayas a la clínica por las puras? Tu le das de comer a todos los médicos de Lima.

Tu: Me han disparado.

Por un minuto pensé que había leído mal, tomé aire y me bajó la presión. Subí a mi habitación para llamarte y como dentro de mi estado nervioso pensaba que estaba en Lima aprete en el teléfono el 911......

Gringa: What is you emergency?

Yo: Sorry , I am Peruvian and I dialed the wrong the number.

Pensé que la gringa había entendido mi mensaje, soy peruana y no estoy acostumbrada a que se tomen tan en serio una llamada telefónica. Todavía seguía en shock, por primera vez en mi vida no atinaba a nada, solo quería llorar por la incertidumbre, por no saber nada. Tocaron la puerta de mi cuarto y había un policía de dos metros. Le expliqué que había sido un error, lo único que quería es que me dejaran llorar sola. Bajé hasta el lobby de nuevo, esta vez tenía mi celular en la mano, busqué el lugar más solitario.

Yo: ¿Mor?

Tu: Morrr, que bueno que llamaste.

Yo: ¿Qué pasó? ¿Estás bien? ¿Qué te han hecho? ¿Cómo pasó?

Tu: Estaba caminando por tu casa y tres tipos se bajaron de un taxi. Me dispararon.

Escuché la palabra disparo y mi mente se volvió a nublar, pensé en las múltiples posibilidades. Si estabas cojo, paralítico, sin brazo, si la bala cayó al pulmón.

Yo: ¿ Donde te cayo la bala?

Tu : Entró y salió por el brazo, no agarró ningún nervio, ni hueso ni músculo. ¿Cuándo vienes?

Yo: Mañana. Te amo. Ya quiero verte me muero por verte.

Tenía un nudo en la garganta y solo atiné a comprarme dos cervezas y llevarlas a mi cuarto para tomar y llorar en paz. No pude, no podía llorar. Me acosté contando las horas para regresar a Lima, aguanté las ocho horas de viaje rezando y tratandome de calmar yo solita. A mi costado se sentó un pastor dominicano que iba a trabajar en Lima por unas semanas, me vio con los ojos llorosos y me dijo que reze con él.

Apenas se abrió la puerta del avión recogí mi maleta y me fui de frente a la clínica. Llegué sudada con maleta en mano y despeinada abrí la puerta de tu cuarto en la clínica y 150 familiares tuyos entre tíos lejanos, primos y demás me vieron. Habrán pensando que estaba loca. Me puse al costado de tu cama, no sabía que decirte ni que hablarte, sólo atiné a abrazarte y darte un beso entre un llanto aguantado.

Francesca