jueves, 30 de mayo de 2013

Crónica de un perro que seguía a las damas con el periodo



Una noche en la que el calor todavía estaba presente y los abrigos no se habían desempolvado, France me acompañó a buscar ropa nueva, en el Jockey Plaza, pues yo ya buscaba trajes, preparándome para el cambio de estación, porque soy friolento, y no tanto un comprador compulsivo. Suelo pedirle a France que se convierta en mi guía, pues confío en su ojo, aunque ella rara vez me pide que la escolte al shopping center, de lo cual estoy eternamente agradecido, pues rara vez un hombre se alegra de servir de cargador de prendas, y esperar a que su pareja se pruebe decenas de cosas para luego sólo escoger una.

Al llegar al referido centro comercial, un perro de la calle que vagaba por allí, nos quedó mirando con cara de querer que lo adoptemos. Seguí caminando, hasta que France me jaló la manga de la camisa y me dijo: "Ese perrito nos está siguiendo". No le hice caso, hasta que luego de una larga caminata, el perro nos seguía al costado. Nos detuvimos y el perro hizo lo mismo. Nos movimos un lado y él también. Quisimos esquivarlo y él imitaba nuestros movimientos.

-¿Qué carajos le pasa a este? -dije.

-Estoy con la regla. Por eso me sigue -dijo France.

-¿Queeeeeeeeeeeeeeeeeé? -no entendí.

-Siiiiií. Me pasa varias veces, con el perro de La Chili, con el de Cris.

Para mí era una novedad que los perros pudieran hacer eso. En internet no hallé mucha información al respecto. Se dice que los canes están pendientes a los cambios de nuestro cuerpo, pero no cualquier can, sino una mascota. Cuando una mujer está embarazada, se vuelven más protectores. Incluso, yo, cuando he estado triste, he tenido a mi perro debajo de mi cama y si alguien se me acercaba aunque fuera para saludarme, él enseñaba los dientes. France explicó que está certificado que la regla hace que la mujer tenga ganas de sexo, y que el perro huele la sangre, las hormonas humanas, como olfatearía a una canina en celo.

Temí entonces que el perro no contento con seguirnos, se trepara a France o usara su pierna para masturbarse. Corrimos hacia las escaleras eléctricas y al fin nos libramos de él. Desde arriba, veíamos al perro con cara de pena.

-Míralo, está triste.

-Ni lo invoques -dije yo.

Para qué habló. El perro, como si hubiera leído los labios de France, como si hubiera olisqueado su sensibilidad menstrual convertida en lástima hacia la raza perruna, cosa bien rara, porque France le tiene fobia a los perros, porque de niña uno le mordió -quizá en su primer día de regla-, ese perro nos siguió desde las escaleras normales, lastimosamente al lado de las eléctricas. (Señores del Jockey, hay que corregir esa arquitectura. Que las clásicas y las eléctricas sean paralelas está mal. Puede ocasionar hasta tiroteos y persecuciones policiales como se pueden apreciar en 'Los Miserables' o en 'Carlitos Way', en serio). Así es. El hijo de perra. Subió las las escaleras a la par.

Huimos otra vez. Cruzamos una pista velozmente, una que está justo antes de la entrada al centro comercial. El perro (de la calle pues), sorteó los carros y nos siguió. Divisé una rotonda y le dimos la vuelta entera para que nuestro acosador se despistara, que encontrara en el camino a otra mujer de humor más fuerte. Nada. la gente miraba al perrito, le decían que bonito y pensaba que eran nuestro. Sus ojos decían: "Mira, qué linda esa pareja que ha adoptado a ese chusco, qué lindos, y para colmo, lo traen a comprar". Sí, hasta para pensar e imaginar son racistas.

Volvimos a salir. Hallamos a un tipo de seguridad, de esos que no hacen nada y sólo tienen en su mano un nextel tamaño ladrillo. Un radio de esas. Porque los de seguridad no pueden usar blackberry, su celular tiene que dar miedo. Y tanto es así, que cuando a vigilar a Lady Gaga en la casa donde se había alojado en Lima, el celular de un tombo timbró, y él había escogido una canción de Rihanna, y los fans de Lady Gaga se rieron en su cara, pero esa es otra historia.

-¿Qué sucede jóvenes? -dijo el guardian.

-Nos persiguen.

-Quédense a mi lado. Código F3, ¿me copian?

-Señor, es un perro -dijo France.

-¿Perdón?

-Un perro. Es un perro, nuestro stalker es un perro -dijo France.

-Ya pues chicos, déjense de vainas. ¿Donde está ese perro? Quizá está buscando a su dueño.

El vigilante se lo llevó. Y pudimos ser libres. La gente nos miraba como delincuentes. Había discriminado a un perro chusco que sólo quería amor, un hogar, un mimo.

D.

Perrito tratando de robarse un zapato Lal@L033 que Francesca esperaba con ansias. Luego los mandó cambiar asegurando que olían a perra

P.S. Para esta historia no se pudieron mantener en reserva los nombres de los involucrados.

Horas depués, yo Dante, prometí no salir nunca más cuando Francesca tuviera la regla. Una promesa sin efecto claro está.

Tres meses después, France le sigue temiendo a los perros. Piensa contarle de esta fobia a su terapista, pues incluso antes de estar conmigo le desagradaban los novios 'perros', es decir, lo que se pegan más que un chicle. Hace poco descubrió que a su amiga Noelia, le dicen 'Siberiana'. Porque nadie sabe si es loba o perra.


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