jueves, 16 de mayo de 2013

¡Madre!

Lindsay Lohan amando a su madre más de la cuenta

Uno

El sol iluminaba la cocina donde ambos usábamos delantal. Se nos veía geniales y poco nos faltaba para colorearnos las caras con cremas, como en las películas edulcorantes de parejas felices. 

-Ma', ¿me pasas los huevos? -te dije.

Me los pasaste... Pasé saliva por la garganta. te había dicho 'Ma' y tú ni cuenta te habías dado. Yo también hice cómo si no te hubiera llamado así y continuamos cocinando. Mientras comíamos nuestras tortillas y veíamos televisión, me preguntaba temeroso si con el tiempo te estaba viendo como una mini me de mi madre, maldecía, pues eso significaba que Freud, Marco y el príncipe William tenían razón, que buscamos de pareja a alguien que se se parezca a nuestra madre. Me sentí Edipo.

Y es que lo cierto es que yo jamás he querido que mi novia se parezca a mi madre. Y no lo digo porque mi madre tenga actitudes negativas, sino porque creo que suficiente con una madre, pues con dos la vida sería imposible. Mi madre se jacta de aquella máxima que dice 'Madre, hay una sola', y ella cree que se refiere a que una mamá es irremplazable, pero lo que todavía no se ha enterado que la máxima dice en realidad 'Madre, debe haber solo una'. Y eso pese a que no me opondría a que mis viejitas fueran Ellen DeGeneres y Portia de Rossi, pero quién sabe si soportaría a dos Ellen. El punto es, quiero a mi vieja, pero no quiero su clonación. Ni mucho menos que tú, Francesca, reencarnes en ella o viceversa.

Dos

Terminamos de hacer el amor, y te pedí que me pases en cenicero. Esta vez, pronuncié bien tu nombre, con convicción. Pues si se me escapaba un 'Mami' en la cama, podría sonar catastrófico. Es más, evite decir amor, para respetar tu bautizo, para que sepas que contigo no hay motes cariñosos que puedan suprimir tu nombre. No hay 'cosita'. Quizá sea culpa de mi madre, quien una vez me dijo que las mujeres dicen 'Amor', 'Cuchicuchi', 'Babé' u otros para no confundirse de nombre. Según mi madre, una mujer puede perder la noción del tiempo y el espacio y confundir el idilio presente, con uno del pasado (o del futuro) y para evitar el roche de cambiarle de nombre a la pareja que ocupa el presente temporal, es necesario ponerle una etiqueta con el que se llamara a cualquier otro novio, y así evitar caos en el tiempo-espacio.

-France, ¿me pasas el cenicero? -te dije entonces con buenos modales.

-¿Me decías, madre? -dijiste tú. Pensando que tu vieja te había fornicado y que ahora te pedía un cenicero.

-¿Me dijiste madre?

-Este... Perdón... Me equivoqué. Mira, no seas fresco, le otro día me dijiste 'Maaaaaaa' y no te dije nada.

-Era muy diferente. No habíamos terminado de hacer el amor. O sea... Esto está bien bizarro.

-Ma... digo, Dante... Mi vieja a veces entra a mi cuarto y se pone a ver televisor conmigo. A veces fumamos las dos juntas.

-Bueno, ya. Lo dejaré como que estás acostumbrada a tener a tu madre en la cama más que a mí.

Suelo darle vueltas a las cosas. Alargo mucho mis pensamientos. Pero ese es uno de los primeros que castré para no volverme loco.

Dante


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