martes, 21 de mayo de 2013

Tengo ganas





Mi novio estaba desnudo, me tocaba los senos y poco a poco me iba excitando cada vez más. Estaba mojada y solo quería que me penetre. Me levanté. Estaba mojada y sola, tristemente sola, en mi cama un lunes cualquiera. Me bañé con agua helada a ver si con eso se me bajaba la calentura y nada. Estaba arrecha, totalmente arrecha.

Todo el camino al trabajo pensé en las travesuras que haríamos: sexo en una discoteca, tocamientos en un parque muy oscuro y cochinadas en un hotel muy lujoso. La sonrisa era evidente.

-Amor, ¿que vas hacer hoy día? -dije mirándolo con lujuria, como bocadito en un bouffet.

-France, ¿No habíamos quedado en ver películas?

No sé si Tarantino se hubiera molestado si atrasáramos en ver su película unas cuantas horas o si pasar la película para otro día hubiera sido un atentado contra su intelecto.  La loca sexual era yo y el hecho de que el pensara en cómo está el dólar o cuánto durará el frío en Lima me volvía histérica. Solo me quedó gritar:

-¡No te das cuenta que quiero hacerte el amor!

-Amor... Mañana. Como quedamos. 

Mi cara de rabia, era total. Le había dicho a mi enamorado para ir al telo y me había respondido con la misma cara de aburrimiento como si le hubiera insistido para ir a un velorio.

Algo estaba pasando o yo me estaba convirtiendo en una ninfómana o efectivamente éramos una pareja de enamorados que estaba atravesando por tiempos de calma. Y sí me encanta y disfruto ver a Dante hacer las cosas más rutinarias pero me vuelve loca cuando de un momento a otro me saca del día a día con una propuesta candente.

Mañana no te escapas, así Tarantino y todos los genios del cine vengan a Lima.

France

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